Eran dos desconocidos.
Nunca se habían visto, pero siempre se habían deseado.
Siempre habían estado soñando con la existencia del otro,
Nunca se habían visto, pero siempre se habían deseado.
Siempre habían estado soñando con la existencia del otro,
ellos bien sabían que tenía que ocurrir.
Y sucedió.
Desde el primer momento que se vieron,
se reconocieron mutuamente.
Fue en el muelle de un pequeño puerto,
Fue en el muelle de un pequeño puerto,
una tarde de verano.
Estaba prácticamente desierto,
sólo quedaba algún curioso que observaba las barcas,
sólo quedaba algún curioso que observaba las barcas,
en cambio... allí estaban ambos.
Por fin.
La dama vestida de gris era pintora, viuda y pobre.
El caballero,con polo verde, era empresario, estaba casado y tenía un hijo recién nacido.
Ella había pasado allí toda la tarde,
pensando en las vicisitudes del destino, en que no
había tenido hijos, en que no había aprovechado su vida... ahora, se veía como una pobre amargada, indefensa, descuidada... sentía que no le importaba a nadie y que no merecia la pena vivir.
Él, en cambio,mientras daba un paseo con su familia, no podía dejar de pensar en la cantidad de trabajo que tenía por hacer, aún estando de vacaciones, el poco tiempo que le iba a poder dedicar a su hijo, y en lo desmejorada que estaba su esposa.
Pero todo cambió.
Todo cambió cuando, de pronto, él,como si de una extraña intuición se tratara, desvió su atención hacia aquélla mujer sentada en el muelle. Le dijo a su esposa que enseguida volvía, y se dirigió hacia aquella sombra que despertaba en él un deseo irreparable. Cuando la alcanzó, pudo ver en su mirada un mar de sensaciones, un extraño brillo en sus ojos verdes, que le paralizó unos instantes.
-Te estaba esperando. -dijo ella.
-Yo te he estado esperando toda la vida.
Sólo fueron dos frases, pero bastaron para entenderse. En ese momento, sus almas se abrazaron, se desearon, se amaron. Luego, ella se levantó y se fue. Sólo dijo:
-Hasta nuestro próximo encuentro.
_______________
***** Por: Anita Gallego.
1 comentario:
Eso es precisamente lo que me pasará si me caso con la rica del yate :). No lo sé, estoy muy sentimental últimamente, tengo que dejar de releer continuamente la sombra del viento.
Besos escritora, bohemia.
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