Esta entrada es para aquéllos que, como yo, han tenido una ruptura reciente.
En mi caso, me vi en una relación que empezó a caer en picado desde el momento en que decidí irme de viaje en verano por mi cuenta.
Por supuesto, este tipo de cosas no se ven.
Lo tomas como algo normal.
Te dices que esa rutina es normal. Que pasará.
Te acostumbras.
Tomas decisiones creyendo que lo haces libremente.
Nada es así.
No fue normal. Desde ese momento, debería haber decidido poner fin.
La rutina era evidente. No pasa. Se agrava.
Una vez te acostumbras, te dices que es demasiado complicado cortar por lo sano. Cuando en realidad, lo sencillo era haber terminado algo que no tenía futuro desde el principio.
Y no tomas decisiones libremente. Y créeme, luego te arrepientes.
No solo eso.
Cuando en tu mente sabes perfectamente que no vas a estar con esa persona para siempre, cuando empiezas a pensar en cómo separarte un tiempo de esa persona, y cuando no ves un futuro cercano... es tiempo de dejar la relación. Cuanto más lo alargues, será peor. Yo lo alargué casi dos años.
Cuando no estás bien con una persona, es difícil estar bien con la gente a tu alrededor. Algunas personas ni te reconocen. No logran comprender dónde quedó esa persona alegre, aventurera y divertida. Esa personalidad se evade, y crees que lo haces por la otra persona.
No quieres salir si no es con esa persona, o te cuesta mucho hacerlo. Pasas de algunos de tus amigos porque son distintos a ti. Desapareces.
¿Y para qué?
Para nada. Sabía que él no era para mi. Cuando me dijo que no estaba bien conmigo, no supe qué hacer. Y de hecho, no lo aceptaba. Cuando pasan unos días y ves que todo es distinto, que se aleja de ti y no puedes hacer nada... Entonces te derrumbas.
Yo me derrumbé.
Él me derrumbó.
Y eso no se perdona nunca.
Al ver lo que pasaba, al ver que no iba a poder mejorar si no hacía algo distinto, me planeé el verano. Me fui de viaje, me fui a un curso. Te das cuenta de que hay gente muchísimo más interesante. Que no has visto nada.
Y por supuesto, te sientes libre. Es un sentimiento maravilloso. Sobre todo cuando entiendes su significado, cuando por fin te liberas de la otra persona.
He tenido suerte y he sido capaz de pasar página muy pronto. Si la persona no merece la pena, si no ves ningún futuro, y si tienes un presentimiento de que no va a durar.... Sabes la decisión que debes tomar. Es arriesgado, y sobre todo da miedo al pensar que después de tanto tiempo vas a estar sola otra vez.
Pero sinceramente.... merece la pena.
Olvídate.
Y si tienes una mejor oportunidad, aprovéchala. Sé infiel si tienes que serlo. Seguro que existe un motivo para que sea así.
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