Cada una de nuestras luces trasciende con cada una de tus miradas. Un guiño, un empujón, un baile, y de pronto, se me escapa el roce de tus dedos.
"¿Por qué te fuiste? ¿Por qué te desvaneces?" te pregunto. Tu respuesta es el silencio.
El tiempo llama a mi puerta. "No eres paciente. Has de esperar, no puedes forzar las cosas". Y yo cierro la puerta, desalentada. Soy incapaz de esperar, la espera es lo más difícil.
Tras escuchar cientos de veces la misma canción, me convenzo a mi misma: si no estás interesado en el ahora, yo no puedo esperar. Simplemente caminaré.
Y es una pena. Porque caminaré, y tú estarás a mi lado.